Esa referencia marca una relación necesaria y hace referencia a la vinculación entre profesionales activos que realizan aportes al sistema previsional y los jubilados y pensionados que reciben beneficios. Esta proporción equilibrada asegura la sostenibilidad financiera del sistema de reparto.

 

En este modelo, parte de los aportes de los profesionales activos se destinan directamente a sostener los beneficios actuales. Es decir, no se acumulan en cuentas individuales, sino que ayudan parcialmente a solventar las erogaciones por beneficios.

 

Según estimaciones actuariales, para que el sistema pueda mantenerse equilibrado, se requiere que por cada beneficio de jubilación haya al menos cuatro trabajadores activos aportando. Esta proporción permite:

  • Cubrir los pagos de las jubilaciones.
  • Financiar otros costos asociados como los de administración.
  • Mantener reservas para futuras generaciones

La Caja además,  se rige por el principio de solidaridad profesional y autogestión. La solidaridad está representada por la afectación de aportes actuales a beneficios  ya otorgados.  La autogestión consiste en que los propios afiliados son los dueños y administradores de los recursos, lo que garantiza un control real y efectivo sobre el destino de los fondos. 

Podemos decir que funciona de esta forma: Hay un aporte (que sirve para acumular años y categorías) y hay un posterior beneficio para quienes contribuyan al sistema. 

El aporte es muy importante, por un lado, para preservar tu futuro y por qué además, alguien depende de él en el presente. La obligatoriedad en los aportes hace que los sistemas previsionales puedan cumplir su función.